Nosotros fuimos un poco dando bandazos.
Veníamos de un Ibiza 1.9 TDi de 100CV que era un mechero en carretera, que gastaba 5 en carretera, 6 en autovía y 8 en ciudad sin tener reparo ninguno en pisarle (con frecuencia 20km por hora encima del límite fuera de ciudad). 14 años y casi 300.000km, y ningún problema serio más allá de mantenimientos.
Cuando se quedó viejo y empezó a anunciar problemas, decidimos cambiarlo por un Focus 1.0 Ecoboost de 125CV con 3 años y algo, pero a pesar de que siempre estuve enamorado del focus, la experiencia fue bastante mala. Aparte de que me pareció un poco gastón para lo que prometía, a pesar de conducirlo suave y pausado, nos dejó varias veces tirados por el mismo problema, y a pesar de que lo arreglaron en garantía (a la tercera parece que definitivamente), el concesionario se portó bastante mal con nosotros a nivel comercial. Decidimos que no queríamos darle ni un euro más a Ford.
Comenzamos con algunas premisas:
- Los diesel cada vez van a estar más restringidos, por lo que si comprábamos un diesel, sería de segunda mano o más económico, para amortizarlo en 4 años máximo. En caso de ser un gasolina, tenía que tener un consumo real bajo, no como el Focus, que hacía mayores consumos que el Ibiza con un estilo de conducción mucho más eficiente y pausado.
- Queríamos que el coche tuviera bastante garantía, al menos hasta acabar de pagarlo. Eso descartaba muchas opciones.
- Ford estaba fuera de cualquier opción, de forma definitiva.
Primero mirábamos un monovolúmen o un familiar, aunque los familiares nos parecieron bajos, menos cómodos y espaciosos.
Barajábamos la Carens o el Ceed SW por el lado de Kia, el Auris TS por el de Toyota... Un variado, vamos.
El día que fuimos a pedir precio para la Carens, quedamos con un amigo que fue a mirar el Niro (busaba un coche para su madre). A él no le llegó a convencer, pero yo me comencé a fijar un poco en él, y a tomarme más en serio la opción híbrida.
Fuimos entonces a Toyota a ver el Auris TS, pero el equipo multimedia nos pareció arcáico (la interfaz de usuario daba sensación de arcaica, y los botones iluminados alrededor, de tuning barato). No era determinante, pero si bastante importante. Aprovechando la visita, vimos el C-HR, y nos pareció claustrofóbico en las plazas traseras, y no hablemos del maletero... Queríamos un coche espacioso atrás, porque esperábamos una niña.
Tras probar un Auris, cualquier opción de Toyota quedó fuera de ecuación debido a su cambio eCVT. No me resultó demasiado agradable de conducir.
De vuelta a Kia, añadimos la opción de un Sportage o una Carens Km.0 a la ecuación. Yo era más partidario del Sportage, porque los monovolúmenes me pareces como ladrillos con ruedas, pero a mi mujer le convencía más la Carens. No obstante, aproveché el segundo viaje a Kia para echar otro vistazo al Niro (cuando miré en Toyota las opciones híbridas, me daba confianza por su experiencia, pero apenas había oído hablar del Niro y de la experiencia de Kia con motorizaciones híbridas). El maletero era más pequeño que el del Sportage o la Carens, pero era más compacto, y me parecía suficientemente espacioso por dentro. De diseño, me gustaban tanto el Niro como el Sportage.
Entonces me comencé a tomar el Niro como una opción muy a tener en cuenta. Comencé a buscar, a ver vídeos, opiniones, y cuanto más leía más me convencía. Creo que me estaba enamorando.
Acudí de nuevo al concesionario, y dimos una vuelta con él. La conducción era suave, mucho más agradable que la del Auris. En la misma pendiente, sin modo Sport, se comportaba bastante mejor, pero ya cuando moví la palanca la diferencia fue evidente.
Lo vimos un par de veces más, revisando cada detalle y opción, acabamos convencidos. Queríamos un Emotion o un Drive+pack, así que nos pusimos a buscar el mejor precio. Finalmente compramos un Emotion+pack, y de momento, tras 4 meses y 5.000km estamos encantados.
No tenía todo lo que quería, pero desde luego tenía bastante:
- Consumos muy bajos tanto en ciudad como en carretera.
- Mucho equipamiento (en falta, sensores delanteros y largas automáticas)
- Espacio en plazas traseras
- Cambio automático (esto sólo lo quería yo, era la pega para mi mujer)
- Un diseño atractivo
Como contras, pocas opciones de personalización (problema de Kia en general), mayor precio y menor maletero de lo que nos habíamos planteado, pero creo que de momento nos apañamos bien (ya veremos cuando tengamos otro vástago, entonces habrá que hacer malabares).
Llegamos a plantearnos la opción PHEV, pero perdía ya demasiado maletero, y dada la diferencia de precio calculé que tendría que hacer unos 100.000km con un consumo de cero para amortizar la diferencia, sin contar con la instalación de un punto de carga y el coste del kWh, y eso son muchos kilómetros dada su autonomía.
Como nota, con el mismo estilo de conducción, mayor peso y 10 litros menos de depósito, a éste coche le hacemos unos 250km más de depósito en carretera y más del doble por ciudad que al Focus.