Venga, compañeros, que os invito a unas risas...a mi costa. Para empezar, ni me había percatado del detalle de la color, pero esta no es la causa de la hilaridad incontrolada que os va a llevar de la silla al suelo; aquí un servidor, cada vez que observaba los guarismos reflejados en la luna como si tuviesen un plan de fuga, se mosqueba cual pavo en Navidad, e inmediatamente accedía al menú con la firme intención de rectificar el efecto mediante la corrección del ángulo de inclinación. Ora pensaba que el Stinger necesitaba una revisión del proyector, ora lo atribuía al irreprochable hecho de que me provocaron una tortícolis crónica al nacer, dejando mi pescuezo torcido hacia la diestra, así como mi testa y faz, mientras que mi hombro siniestro queda por debajo de su antagonista. En fin, no es que tenga una gran noción de la horizontalidad, de modo que no han sido pocas las ocasiones en que he pensado: ¿se me estará torciendo la cara aún más? CACHYCUELA, ME QUITAS UN PESO DE EMCIMA. JAJAJAJAJ